septiembre 7, 2020
Profesiones

Pensando en profesiones
ahora que me cansó la mía,
la de hombre respetable,
la de adulto apagado
cortado por el mismo patrón
que el resto del rebaño.

Ahora que he visto
que el camino prefabricado de estos tiempos no es el mío
debo plantearme qué soy,
qué quiero dar.

¿Poeta de éxito? No.
No es suficiente.

Quiero ser un poeta a reacción
que acumule en su libreta cien mil horas de vuelo
y te lleve de viaje desde el aeropuerto de una página.

Quiero ser un poeta que cauterice,
el barrendero que te limpie las heridas,
cubrirte el orificio con la tela de un soneto bien cortado.

Quiero curarte como tú me curas al leer lo que transpiro.

Yo quiero ser otra cosa, quiero ser poema,
un hombre que al leerlo te llene de confeti.

Otra opción es ser puente,
un cantante que junte las orillas,
el albañil que con el martillo de la empatía
tire los muros que separan a los hombres,
ser pala, para cavar una zanja
donde enterrar las injusticias.

Pero no, no es suficiente,
quiero cambiar de trabajo,
joder, ¡qué cantautor ni qué poeta!

Quiero ser el perro que despierte a los ministros,
la lluvia que se lleve los problemas,
libro y vela;
para darte luz
o empujar tu barco hasta puerto,
quiero ser Libertad de Franzen.

¿No lo ves?
No puedo seguir siendo siervo de siervos,
contador de monedas,
poeta domesticado,
revolucionario de chapa en mi sillón.

No puedo ser alguien que se conforme con escribir,
quiero reventar el mundo:
con misiles de alegría
con escuadrones de bondad,
fabricando hombres buenos en la escuela.

Quiero ser mujer, por aquello que dijo Mandela:
para vosotras el uso de la fuerza
no es sino algo excepcional,
mientras que el hombre
la excepción es no emplearla.
Mujer será mi oficio,
si es que ser humano puede considerarse un trabajo.

Quiero ser Saramago
y parar todos los relojes
a la hora en que te conocí.

Quiero ser el Che —pero sin balas—,
quiero ser Gandhi en Calcuta,
el escudo que frenó la bala de Lennon,
ser la tarde de 1963 en que Luther King
dijo I have a Dream.

Quiero ser hospital en Damasco,
el poeta que tire el sistema,
la llave que gira el entendimiento de los hombres
hasta que la paz se hace posible,
la reunión que certifica el desarme de los pueblos.

Podría ser el zapato de los desheredados, cumbre de paz,
la ley que interrumpe el trabajo infantil en las fábricas,
la sirena que anuncia que hoy llueven caramelos en Bagdad.

Quiero cambiar de trabajo, tener el valor de ser
el juez impío que aplasta a los corruptos,
el soldado israelí que rechaza ir a las armas,
ser quien salve a Palestina, no solo cantante, no solo poeta.

Podría ser todo eso, no sé qué me frena,
por qué no pienso en grande,
por qué conformarme con ser cobarde o marioneta,
por qué conformarme con ser oveja, autónomo,
ciudadano del montón.

Quiero ser el joven
que empuje en góndola el amor
de los que sueñan por Venecia
u opositar para desagüe
a ver si puedo ser el agujero
por donde se escapen las excusas,
la ambición
y la codicia,
los dramas que laceran este mundo.

Podría ser también más prosaico y ser carcelero:
de los que pintan el futuro sin ventanas,
alguacil de las causas más innobles,
encerrar al maltrato en una celda,
inventar un sistema educativo para curar
la maldad que merodea entre la gente.

Quiero permitirme ser frívolo también,
no tomarme tan en serio,
quiero ser el tobillo de Messi,
el cabezazo de Zidane a Materazzi,
el personaje de Disney que hace sonreír a los pequeños,
ser payaso sin fronteras,
llevar una flor de esperanza en la solapa.

Yo no quiero ser rebanada de pan
idéntico a tu vida,
cortarme con un molde,
ni ser muchacho en serie.

¿No te das cuenta?
Yo soy Marwan
y tú eres María
y tú Verónica,
Gerardo, Daniel,
Silvia, quienquiera que seas o quieras ser
cuéntame tus sueños,
explícame a qué huele tu futuro,
maldita sea, eres único,
¡vamos a cambiar el mundo!

¿Qué quieres ser?, dime ¿qué sueñas?

Quiero ser Banksy,
el Rainbow Warrior,
sacar a los niños sirios
hundidos en el Mediterráneo,
quiero que caiga Trump.

O algo más sencillo, más humilde.
Quisiera ser joven de profesión.
Pero no un joven cualquiera
sino ese que baila
sin importarle qué puedan pensar
o que le critiquen por hacerlo.
Ser simplemente eso,
una pieza hermosa de este puzle,
que corrija su porción de mundo,
ser solo eso,
algo sencillo, pero difícil en estos tiempos:
un tipo en el que puedas confiar.

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